Y esta soy yo.

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Secuestrar libros de estanterías ajenas y aullarle a la luna nueva (como aficiones). Hecha de carbón. Criadora de dragones y chochas de agua. Mi amor por Uve supera al que le tengo a las estrellas.

sábado, 1 de octubre de 2011

Estaré bien

Llevan toda la tarde caminando, sin saber a dónde ir. Se habían notado fríos el uno con el otro. No se habían saludado con el típico beso. Sólo un "hola", casi inaudible. ¿Los temas de conversación? El trabajo, el tiempo. Nada de anécdotas divertidas, tonterías varias o extraterrestres. Esta tarde no estaba siendo como las demás. Danny rompe el incómodo silencio que se ha producido después de hablar un buen rato sobre la rutina.
-Liz...
Su tono de voz era triste y distante, no el dulce y cálido al que ella estaba acostumbrada.
-Danny, ¿ha pasado algo?- estaba perdida.
Hace una semana eran los típicos jóvenes enamorados, y ahora... Estaba extraño. Ya no la llamaba cada noche para desearle dulces sueños. Ya no le sorprendía trayéndole ramos de rosas al trabajo con notas como "De: un loco enamorado" o con un simple "Te quiero". Ya no era él. Y lo echaba de menos, pero si no sabía la razón por la que estaba así.
-Verás, mi jefe me ha ascendido.
-¿Y ese es motivo para estar así? ¡Eso es genial!
-Sí, lo sería si no fuera porque...- una pausa, que se hace interminable. ¿Minutos? ¿Segundos?- Me trasladan. 
-¿Dónde?
-París.
No saben que decir. ¿París? ¡Entonces jamás se verán! Un billete de avión cuesta más de lo que Liz se puede permitir.
-Entonces creo que lo mejor que podríamos hacer...
-No sigas hablando. Te entiendo.
-Lo siento.
-No te preocupes. Estaré bien.
Mientras ella se aleja, empieza a llover.

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